miércoles, 28 de octubre de 2009

Iguanodon

El Iguanodon se descubrió por primera vez en 1820, en el sur de Inglaterra, donde, debido a sus 10m de longitud por 3 metros y medio de altura, se creyó que este era un dinosaurio herbívoro cuadrúpedo de movimientos lentos y que tenía un cuerno al final del hocico. Más adelante, se desenterraron huesos de Iguanodon en EEUU, España, Portugal, Francia, Bélgica, Alemania, Rumanía y Mongolia que desmentían algunos de los datos anteriores, como el cuerno del hocico o los movimientos lentos. Pesaba de 4 a 5 toneladas y vivió durante el período Cretácico. La abundancia de fósiles de Iguanodon descubiertos en tantos continentes nos indica que este debió de ser tal vez el dinosaurio más común de los primeros 40 millones de años del cretácico.
Al principio se pensaba que el Iguanodon se movía erguido sobre sus patas traseras, manteniendo el equilibrio con la cola, pero hace poco los científicos descubrieron que esto no era cierto. Por lo visto, para que el Iguanodon permaneciese erguido, tenía que hacer un brusco movimiento con la cola.
Hoy día se sabe que el Iguanodon andaba con su cola recta para proporcionar un contrapeso, y los científicos han llegado a la conclusión de que este animal podía andar tanto a cuatro patas como a dos, a pesar de que debido a los pesados huesos de los que disponía en el pecho, el Iguanodon era un dinosaurio muy pesado para andar como un bípedo.
En cuanto a lo del cuerno del hocico, se descubrió que el hueso hallado pertenecía al extremo del pulgar de las patas delanteras del Iguanodon, que por lo visto gozaba de un arma bastante cortante en sus patas anteriores para defenderse de los depredadores.
La mandíbula del Iguanodon estaba perfectamente diseñada para su dieta herbívora. Disponía de un buen pico para arrancar las hojas y de dos hileras de dientes que estaban perfectamente situadas para encajarse completamente y triturar las hojas. Además, mientras los dientes del Iguanodon se encajaban completamente, este movía la parte superior hacia un lado y la inferior hacia otro, sin desencajar sus dientes, lo cual debía triturar bastante la comida antes de que pasara a su largo intestino.
Todo un clásico...

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